jueves, 9 de marzo de 2017

Agradecimiento


Recuerdo que nuestras madres siempre decían eso de que había que llevar siempre bragas limpias por si pasaba algo y acababas en el hospital.
Doy fé de que por ir limpia y mona, que no quede nunca, pero que cuando se trata de ingresar en un hospital, desde luego, los médicos se fijan en cualquier cosa excepto en tus bragas.
Lo que sí hacen es dejarse la piel para salvar vidas, y para eso no importa mucho la ropa interior que uno lleve, ni lo mona que vaya una vestida o maquillada.
Sólo importa una cosa: el tiempo. sólo el tiempo es el que decide; a veces, sólo unos segundos son los que deciden, sobre si el paciente vive o muere.
Cuando todo está nublado a tu alrededor y no sabes muy bien qué es lo que está ocurriendo, pero oyes a médicos y enfermeras a tu alrededor que se complementan como un engranaje mecánico en una máquina, puedes dejar de preocuparte. 
Mientras ese engranaje funcione y no se pierda ni un segundo, estás en las mejores manos que puedas imaginar. Tu vida ya no depende de ti, depende de esas personas que lo dan todo para salvarte.
De todas y cada una de esas personas que lo dan todo, a pesar de estar trabajando a veces en pésimas condiciones, con turnos imposibles y unos sueldos de risa.
Para mi, esos son los verdaderos ángeles en la tierra, porque sin ellos muchas personas no estarían aquí para contarlo. Esos ángeles que velan por ti y no te dejan ir hasta que sepan que todo está bien y que ya no estás en peligro.
Y cuya mayor y única recompensa es la de cuando al final del turno, cuando por fin llegan a casa, exhaustos y sin ganas ni fuerzas ya de nada porque su trabajo exige la máxima concentración, sean cuales sean las circunstancias en las que trabajen, es saber que han hecho todo lo posible para salvar vidas. Otro día más, un día tras otro, año tras año. Porque su vida consiste en eso. En salvar vidas. Es lo que les mantiene vivos, y la mayoría de ellos lo hacen por vocación, no por simple necesidad de tener un trabajo.
Por eso, hoy quiero expresarle mi agradecimiento a todas las personas del mundo que se dedican diariamente a ayudar a otras personas y salvar vidas, incluido el personal de las ambulancias. Sois imprescindibles y lo sabéis, pero nunca viene mal una palabra de agradecimiento.



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